Relatos

Cosas que escribo sin mucho sentido, ideas locas, pequeñas historias, y personajes a los que doy vida... o muerte.

Una vez más, como cada año, Finn viaja cientos de kilómetros hasta la costa donde todo ocurrió. Un naufragio que relató a todo el mundo pero que nadie creyó. Ni siquiera Jacques, el patrón del barco en aquel entonces. Ambos, únicos supervivientes de aquella tragedia.

Pocas veces ha salido del pueblo. La vida de campo es todo lo que conoce y, ahora que se ha jubilado y ha vendido sus reses, ha decidido que ya va siendo hora de disfrutar y descubrir mundo, ¿y qué mejor lugar que la gran ciudad?

Tal y como nos dijo el jefe, esta mañana ha llegado un paquete a la oficina. Una caja grande, muy grande. Al parecer es para él, un obsequio de los altos directivos por los buenos resultados del último ejercicio financiero. Nos dijo que no la quería y nos la quedáramos.

La corriente es increíblemente violenta y arrastra con furia cualquier cosa que encuentra a su paso. Sin control y a total merced del monstruoso caudal, es incapaz de acercarse lo más mínimo a la superficie, aunque sólo sea para aspirar una tímida bocanada de aire, o para agarrarse...

La misión está siendo demasiado dura. Una larga estancia más allá del Sistema Solar no es fácil de llevar. La tripulación está nerviosa. Cada uno a lo suyo en sus puestos correspondientes, cansados y aburridos, concentrados en sus tareas diarias. El tiempo pasa y los nervios se dejan notar cada vez más...

–¡Juanito! –grita su mamá.
El pequeño se acerca pensando que, una vez más, le toca hacer un recado.
–Ve a por el pan antes de que cierren, anda. El panadero ya sabe que vas a ir y te está esperando.
–¡Pero mamá! Sabes que me da miedo ir solo...

¡Aaaahhh! Cómo me gusta esto. Venirme al parque, tumbarme en el césped y tomar el sol durante horas. La verdad es que ya no sé cuánto tiempo llevo aquí, así que… voy a moverme un poco y a dar un paseo por el barrio. Me gustan estas calles, muy limpias y tranquilas. Y la gente muy amable, salvo...

He estado casi una semana enfermo. No hay invierno que no me libre de coger la gripe y éste no iba a ser diferente. Lo único bueno de esto es que me ha pillado en medio de los exámenes. De alguno me he librado, pero no del de hoy. En estos dos últimos días de guardar reposo, he podido...

Hoy sería un día normal si no fuera porque la policía ha irrumpido en mi casa, buscando algo, cualquier pista que les pueda ayudar a encerrarme, como otras tantas veces. Es lo que pasa cuando te creas enemigos, que te incriminan tanto si eres culpable como si no. Pero mis enemigos no me conocen bien...